UNICEF recuerda que el cambio climático tiene un impacto desproporcionado en los niños y en los jóvenes: alrededor del 90% de la carga de enfermedades atribuibles a los cambios del medio ambiente recae sobre los niños y niñas de cinco años de edad.
Alrededor de 300 millones de niños viven en zonas donde la contaminación atmosférica es al menos seis veces superior a los limites internacionales establecidos por la Organización Mundial de la Salud, por lo que respiran aire tóxico, lo que pone en peligro su estabilidad física y su desarrollo cerebral.
Según los últimos informes de la ONU, aproximadamente 530 millones de niños viven en zonas con riesgo extremo de sufrir inundaciones. Estas comprometen el suministro de agua potable y dañan el saneamiento, aumentando la posibilidad de padecer diarrea y otras epidemias de enfermedades que atacan particularmente a los niños de las zonas más pobres.
Los problemas que ocasiona el cambio climático, como el aumento de la frecuencia y la intensidad de las sequías, los aluviones, las olas de calor y otras condiciones climatológicas alarmantes, causando destrucción y contribuyen a la propagación de las condiciones más letales para los niños, como la malnutrición, el paludismo y la diarrea.